Hay una ballena en el patio. (dijo Pablo)
O un termotanque muerto. (dije yo)
O un termotanque muerto. (dije yo)
Vivieron en él, durante más de 20 años, unos uruguayos murgueros.
No estaban a la vista, no. Pero si lavabas los platos o alguien se bañaba, se los escuchaba llegar con sus tambores. Y de pronto, viajabas sin escalas desde la cocina al carnaval de Montevideo.
Ahora el silencio se llenó de agua. No suena nada.
Parece una ballena encallada en la orilla del ventanal, o la desolación definitiva del agua caliente.
Las cosas... escribió Borges.
"Vivirán más allá de nuestro olvido;
no sabrán nunca que nos hemos ido."
Ya no.
Ya no.